Partimos de la localidad de Onraita para realizar una excursión circular que nos devolviera al pueblo tras pasar por el puerto de San Juan y las cimas del Soil y Santa Elena.

Entre tinieblas nos recibió la montaña alavesa el pasado sábado. Precisamente fue la niebla lo que marcó la salida, para bien y para mal, sobre todo en la primera parte del recorrido. Desde luego la densa niebla nos obligó a concentrar los sentidos en la orientación y a extremar las precauciones. De la misma manera, la propia niebla confería al entorno un aire misterioso y seductor que nos compensaba la falta de visibilidad.

La primera hora discurrimos por el acantilado imaginando la profundidad del paisaje, encontrando la cruz del puerto de San Juan y sospechando de la presencia de duendes en el silencioso hayedo. Seguramente un sentimiento de frustración y enigma nos recorrió a todos y todas cuando nos alineamos en el cortado que constituye la cima del Soil y, ante nuestros ojos, en vez de ver La Llanada, solo veíamos las copas de unos árboles flotando en la niebla; el resto, blanco.

Tras el almuerzo, y con las fuerzas repuestas llegamos a la cima del Santa Elena. A partir de ahí la niebla empezó a desaparecer y el camino a ensancharse permitiendo un mayor nivel de distensión. Y así, con una amplia sonrisa, completamos el itinerario de vuelta dentro del horario previsto.

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